Reflexionar sobre la vendimia de este año nos provoca una sensación de logro. Las mañanas frías dieron paso gradualmente a días cálidos mientras trabajábamos por las laderas de la Ribeira Sacra, cargando cestos de uvas. Los viñedos, dispersos en pequeñas parcelas alrededor de las montañas, exigían una planificación y coordinación meticulosas para garantizar que las uvas se transportaran a la bodega en el orden correcto. El clima impredecible significaba que siempre teníamos que estar preparados para cambios repentinos, lo que agregaba una capa adicional de complejidad a nuestro trabajo.
Gestionar un equipo grande durante la vendimia presentó su propio conjunto de desafíos, pero podemos decir que recolectamos con éxito las uvas en excelentes condiciones. Ahora, mientras esperamos los próximos vinos, no podemos evitar sentir una sensación de orgullo y satisfacción por lo que hemos logrado. Los frutos de nuestro trabajo pronto se transformarán en excelentes vinos, un testimonio del arduo trabajo y la dedicación que se invirtieron en la vendimia de este año.
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